Polinización y Agricultura Sustentable

Las abejas son los principales polinizadores de muchas plantas silvestres y cultivadas. Esto se debe a que el polen y el néctar que producen las flores son sus principales fuentes de alimento y cuando los recolectan prestan el servicio de polinización.

Para recolectar el polen y el néctar tiene estructuras especializadas como las corbículas o 'cesta de polen" presentes en abejas sociales como la abeja de la miel (Apis mellifera), los abejorros del género Bombus y las abejas sin aguijón (Meliponini). También tienen un buche melario donde transportan el néctar hasta el nido. Poseen un eficiente sistema de comunicación que les permite localizar los recursos florales: además pueden ver guías de néctar (marcas en las flores) visibles bajo luz ultravioleta, que no pueden ver otros animales. También detectan los aromas de las flores con sus antenas

La abeja de la miel es sólo una de estas especies, el resto son abejas silvestres de diferentes tamaños y hábitos, como los abejorros de zonas frías y cuerpo muy peludo, las abejas sin aguijón, las abejas de las orquídeas de lengua muy larga y las abejas solitarias, que no forman colonias, sino que cada hembra hace su nido independiente y recolectan polen, néctar o incluso aceites para alimentar a sus crías.

Atrayentes florales

Dependiendo del agente polinizador (viento, aves, insectos, mamíferos), las flores presentan distintos tipos de formas, colores y/o aromas. Por ejemplo, las flores polinizadas por viento (maíz, trigo o sorgo, entre otras) no necesitan ser vistosas, razón por la cual sus flores son generalmente verdes o de colores pálidos y pequeñas

Las flores polinizadas por animales en cambio, son vistosas, coloridas y aromáticas para poder atraer a sus polinizadores. Muchos aromas que producen las flores no siempre son evidentes o agradables al olfato humano

Las flores presentan formas variadas desde muy simples y simétricas hasta flores con numerosos pétalos y formas complejas. Las flores simples y de fácil acceso usualmente son visitadas por muchos tipos de polinizadores, mientras que las flores complejas y de difícil acceso se han especializado para atraer pocos o un solo tipo de polinizador

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Las abejas en general prefieren flores de formas complejas que puedan recordar más fácilmente, sin embargo éstas deben poder adaptarse a la forma de la flor. Así por ejemplo, las flores tubulares y profundas solo pueden ser visitadas por abejas de lenguas largas u otros polinizadores como polillas o colibríes.

Recompensas florales

Las recompensas aseguran que los polinizadores vuelvan o permanezcan viajando entre flores de la misma especie o se encarguen de comunicar a más individuos, como en las abejas sociales, sobre la fuente de alimento.

Una planta puede ofrecer a sus polinizadores recompensas como:

Néctar: Es una sustancia compuesta principalmente de azúcares (sacarosa, glucosa y fructosa) y se produce en glándulas (conjunto de células) ubicadas en diferentes parte de la flor, como en los pétalos o sobre el ovario

Polen: Desde el punto de vista de la abeja, el polen es un alimento que constituye su única fuente de proteínas, por eso la abeja va en busca de éste y al mismo tiempo presta el servicio de polinización a la planta. Las flores deben producir abundante polen para que una parte sea recolectada por el polinizador y otra parte llegue hasta los estigmas de otras flores

Resinas y aceites: algunas plantas en lugar de producir néctar ofrecen resinas o aceites como recompensa para sus polinizadores. Los aceites son importantes como fuente de alimento para abejas solitarias del género Centris que tiene pelos especializados en sus patas para recogerlos. Las resinas son recolectadas por varias especies de abejas para construir e impermeabilizar sus nidos.

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